Juego arquitectónico con la pieza "Homenaje a Mallarmé"
Posibles lugares:
En un principio observé la posibilidad de colocarla como salida de metro de atocha:
La descarté al ser demasiado inadecuada para el valor artístico de la escultura.
En una de las muchas reflexiones, nos damos cuenta de que la escultura convertida en pieza arquitectónica debe ser una conexión entre mundos, que nos haga salir del nuestro para entrar a otro. Así fue como, buscando, encontré el sitio que buscaba, con la fuerza suficiente como para servir de "recipiente". El Jardín Botánico de Madrid, fue el lugar elegido. La primera operación elegida fue colocar la pieza en el medio.
Cualidades del lugar:
El Jardín Botánico de Madrid está situado en el Paseo del Prado, cerca de la estación de Atocha y entre las calles de Claudio Moyano, Alfonso XII y la plaza de Murillo. Su entrada actual está justo en frente del Museo del Prado, (uno de los más importantes de toda España) pero consta de dos puertas en total, una de ellas cerrada al público). Se trata de un lugar turistico por excelencia, ya que alberga toda clase de árboles y plantas que no pueden encontrarse en otra parte del país. Fue construido por orden de Carlos III en el año 1774. El primer proyecto fue del arquitecto Francesco Sabatini, pero el proyecto final fue diseñado por Juan de Villanueva. Ocupa una superficie de 10 hectáreas y está formado por dos ejes principales (al estilo del cardo y decumano de la antigua roma) que divide la planta en cuadrículas (cuatro y cuatro en las superiores y tres y tres en las inferiores). Tiene un corte en la esquina que da paso a otro lado del jardín donde se encuentra la zona de las fuentes y la "Estufa fría", un invernadero a dos alturas diseñado por el mismo arquitecto.
Por lo tanto, realizo una esquematización de la planta del lugar, destacando solo lo más importante.
Definición de la propuesta con la pieza modificada en función del uso arquitectonico:
Tomada la decisión del lugar, hay que elegir la posición de la pieza. Empiezo a estudiar las posibilidades. El "por qué" es lo más importante.
Estudiando los distintos tipos de jardines a lo largo de la historia, me planteo la posibilidad de añadir más de una pieza. La diagonal es el trazado más adecuado para ella por que a pesar de romper la cuadricula perfecta, es silenciosa, como la pieza misma. Mi decisión es colocar cinco piezas a distintas alturas, unidas por una rejilla metálica (debe estar agujereada para poder permitir el paso del agua y la luz para las plantas de abajo) por la que se podrá caminar.
El material de las piezas será el cristal. Las que se elevan estarán sostenidas por patas finas de acero inoxidable. La primera pieza servirá de nueva entrada, la segunda, enterrada, será la primera parte del recorrido, con un centro de interpretación en su interior. Al ser de cristal puede verse el Jardín desde debajo de la tierra, las raices y demás. La tercera pieza es la que está a ras del suelo, a la altura de los troncos de los árboles. La cuarta dentro de todo el ramaje y por último, la quinta, por encima de las copas de los árboles, desde la que se podrá ver todo el Jardín desde arriba. La situación definitiva sería la siguiente:
Pieza enterrada:
La idea de la pieza enterrada es la siguiente. Descomponiendo la figura en sus diferentes piezas y colocandolas en planta, se dibuja el recorrido (linea verde) que seguirá las tensiones de cada una de las partes por separado. Así, solo en planta, se conserva la esencia de la pieza inicial. La pieza sobresaliente sería la única cambiada de sitio, movida hacia la parte superior para actuar como "entrada". La superficie de las piezas en planta, se deja ver una cristalera (la zona blanca) que se sitúa en los huecos de las piezas originales.
