Exposición 1: Fin de semana del 17 de Septiembre

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Richard Serra

Su exposición es, básicamente, contrastes. Entras en una sala de paredes blancas perfectamente iluminada y te encuentras de frente con un grupo de bloques rectangulares de acero verticales, sin más. La interacción del espectador, del cuerpo, con estas es fortísima. De un suelo brillante y marmóreo, completamente horizontal contrasta la verticalidad de las piezas y su consistencia. Enfrentarse a ellas cuerpo a cuerpo produce gran impresión. La sala, a su vez, forma parte de la exposición con su pasillo cubierto de una bóveda de medio cañón, las ventanas adinteladas y abocinadas y en la parte final (o inicial, dependiendo de la entrada) de la sala, enmarcando el fondo, un arco con dos vanos adintelados.


Elena Ains

Nada más entrar se aprecia la combinación de colores, todos en la misma escala de beige y marrón que ofrece la sala. Sus obras, la gran mayoría, enmarcadas, destacan por las lineas geométricamente perfectas y el espacio que deja verse en la mayoría. Pueden situarse unas junto a otras en forma de series y utiliza materiales poco comunes como las pegatinas "dimo". Por último, "El agujero negro" situado al final de la exposición llama la atención por el bloque situado en medio que solo se ilumina por la luz que llega de la puerta.


Colección permanente de escultura

La colección permanente de esculturas del museo está esparcida por pasillos, salas, galerías e incluso en los patios. Hay tal variedad e ellas que resulta difícil generalizar y hablar de un conjunto. En especial, me llamó la atención la gigantesca escultura situada en el patio del edificio nuevo, junto a la biblioteca, titulada "Brushstroke" de Roy Lichtenstain que refleja un brochazo de pintura, pero con un equilibrio increíble. Por otro lado, la araña de Louise Boursgeoir, o el "Peine del viento I" de Chillida muestran la importancia del metal en la escultura moderna.

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